Definitivamente lo que más me motiva como Coach, es poder ver la felicidad de mis alumnos cuando han alcanzado o cumplido un nuevo propósito. Siempre me ha gustado enseñar, diría que tengo una facilidad para motivar, guiar, levantar a los caídos, convencer: que sí es posible, desarrollarles ese espíritu de lucha, y por su puesto alegrar el proceso de aprendizaje hacia un objetivo. Cuando estoy enseñando, siempre trato de enfocarme en la meta planeada, ya que así no perdemos de vista hacia donde vamos, pues todos los caminos son complicados y su vez fáciles de desviarnos o bien para rendirnos. Todo proceso es difícil, bien sea un objetivo de salud o deportivo; durante el tiempo de crecimiento hacia alcanzar lo propuesto, encuentro motivaciones en cada pequeño aspecto que sucede y trato de usarlo como un ejemplo positivo que nos diga: vamos en el camino correcto. Al final al haber alcanzado la meta, las lágrimas, las miradas y las sonrisas que recibo, reflejan todo por lo que se luchó, estos gestos valen más que mil palabras de agradecimiento, es en ese momento donde sé que estoy feliz de haber podido ayudar a alguien a alcanzar lo que me pidió y que nunca pensó podría llegar a tener.